¡Hola de nuevo!
Hoy hemos protagonizado un día corto, rápido pero intenso. Siendo el último día en Sydney hemos tenido que priorizar qué queríamos ver antes de irnos y, de entre esta lista, qué podíamos (es decir, era posible) ver. Dicho esto ya teníamos una actividad reservada para la tarde, por lo que sólo nos hemos tenido que preocupar de la mañana. Además el día ha empezado con nubes y sin lluvia, lo que es una rara circunstancia que no hemos dudado en aprovechar.
Así que dicho y hecho, hemos empezado por (re)visitar el Chinese Garden que se encuentra en Darling Harbour. Lo cierto es que el jardín está muy bien recreado y conservado y, además, disponen de un local donde tomar tés típicos. Como íbamos un poco justos de tiempo sólo hemos estado 30-40 minutos, pero ha valido la pena.
Posteriormente hemos dado una pequeña vuelta por el Darling Harbour (aprovechando el tímido sol) para poder disfrutar de los jardines, el puerto, los grandes edificios y la apertura de los comercios y restaurantes. Nuestro destino final: el Museo Nacional Marítimo (National Maritime Museum).
Una vez en el museo también hemos optado por una visita fugaz, aunque algo más pausada. Hemos empezado visitando las galerías interiores dejando el plato fuerte para el final: el submarino HMAS Onslow (con visita interior semi-guiada) y el barco HMB Endeavour (con visita inclusive, antiguo barco británico capitaneado por James Cook). También hemos podido ver por dentro un guardacostas (pero ya no era tan espectacular) y no nos ha sido posible visitar el HMAS Vampire, que sí estaba en el puerto pero siendo reparado y por lo tanto no era accesible.
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Hoy hemos protagonizado un día corto, rápido pero intenso. Siendo el último día en Sydney hemos tenido que priorizar qué queríamos ver antes de irnos y, de entre esta lista, qué podíamos (es decir, era posible) ver. Dicho esto ya teníamos una actividad reservada para la tarde, por lo que sólo nos hemos tenido que preocupar de la mañana. Además el día ha empezado con nubes y sin lluvia, lo que es una rara circunstancia que no hemos dudado en aprovechar.
Así que dicho y hecho, hemos empezado por (re)visitar el Chinese Garden que se encuentra en Darling Harbour. Lo cierto es que el jardín está muy bien recreado y conservado y, además, disponen de un local donde tomar tés típicos. Como íbamos un poco justos de tiempo sólo hemos estado 30-40 minutos, pero ha valido la pena.
Posteriormente hemos dado una pequeña vuelta por el Darling Harbour (aprovechando el tímido sol) para poder disfrutar de los jardines, el puerto, los grandes edificios y la apertura de los comercios y restaurantes. Nuestro destino final: el Museo Nacional Marítimo (National Maritime Museum).
Una vez en el museo también hemos optado por una visita fugaz, aunque algo más pausada. Hemos empezado visitando las galerías interiores dejando el plato fuerte para el final: el submarino HMAS Onslow (con visita interior semi-guiada) y el barco HMB Endeavour (con visita inclusive, antiguo barco británico capitaneado por James Cook). También hemos podido ver por dentro un guardacostas (pero ya no era tan espectacular) y no nos ha sido posible visitar el HMAS Vampire, que sí estaba en el puerto pero siendo reparado y por lo tanto no era accesible.
Al salir del museo (¡vuelta a llover!), nos hemos encaminado hacia la otra parte del centro -la oeste, zona de playas- y, en particular, hemos visitado Bondi Beach. Si bien íbamos ajustados de tiempo y por lo tanto no nos era posible hacer la caminata que habíamos planificado (de Coogee Beach a Bondi Beach), lo cierto es que ha estado lloviznando / lloviendo todo el rato y la visita ha sido fugaz. Y es que si no te quieres bañar en un mar lleno de olas, ¡pocas alternativas tienes! Por este motivo nos hemos entreteniendo mirando los graffitties de la zona (que hay y muchos) y finalmente hemos acabado comiendo algo ligero en el Iceberg Bar. Como curiosidad, en el Iceberg Sports Club (debajo del bar) había dos piscinas, constantemente rellenadas con agua de mar dada la fuerza de las olas... ¡y gente bañándose con el agua a 15 grados! ¡Impresionante!
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Tras una rápida comida nos hemos desplazado a la actividad principal del día, el BridgeClimb. Esta actividad consiste en escalar el Harbour Bridge por el exterior hasta el alcanzar la parte alta (que se haya a 134 metros de altura respecto el nivel del mar). Después de repartirnos la equipación (mono, chubasquero, ropa de abrigo, arnés y demás accesorios) hemos realizado una pequeña práctica y luego nos han encaminado hacia arriba. ¡Ha sido sensacional! El guía (Michael) era encantador y explicaba historias relevantes para la cultura australiana (y menos relevantes) de una manera muy amena y rebosante de actitud. Pero lo mejor han sido las vistas... impresionante.
Tras la experiencia hemos vuelto al barrio de The Rocks (donde estuvimos el primer día) a cenar en un japonés llamado Nakashima (bastante recomendado en blogs y guías online). No nos ha decepcionado nada, todo era buenísimo y todo el servicio era japonés (lo cual es MUY raro, sobretodo si lo comparamos con Barcelona). Y habiendo comido, ¡al hotel directos! (que mañana nos tocar madrugar para irnos a Melbourne). Es verdad que nos han quedado algunas cosas pendientes (como el Observatorio, Luna Park u otras playas, parques o museos), pero así hay excusa para volver de nuevo en el futuro.
¡Un abrazo!
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