miércoles, 20 de agosto de 2014

Día 05- Melbourne (I - Eureka)

¡Buenos días!

Hoy nos ha tocado madrugar para hacer el check-out rápido y desplazarnos al aeropuerto alrededor de las 7.30. Para que no se diga que no utilizamos las instalaciones, he aprovechado que abren la piscina a las 6 para subir y darme un pequeño chapuzón. Para mi sorpresa ni el agua de la piscina ni obviamente la de la piscina de agua caliente estaban frías, y he podido disfrutar de los primeros rayos de sol, que siendo Sydney es un doble placer (sí, hoy nos vamos, hoy no llovía, es de juzgado de guardia).



Tras despedirnos del hotel nos hemos desplazado al aeropuerto de Sydney para coger un avión de JetStar hacia Melbourne. Salvo una pequeña congestión en el proceso de check-in por cortesía de un grupo de turistas asiáticos (que no hacían más que saltar de un mostrador a otro riéndose entre ellos y sin avanzar, cerca he estado de cometer mi primer crimen) no hemos tenido ningún problema. Comentar que nos han hecho un control aleatorio de manipulación y transporte de bombas que, según la encargada, hacen con muy poca frecuencia. Lo gracioso ha sido que nos lo han hecho a los dos, y eso que íbamos separados (debemos tener cara de terroristas). Llegados a Melbourne nos hemos trasladado rápidamente al hotel donde, además de ser enormemente serviciales (algo que no había visto desde Boston... e igual lo son más aquí) nos han proporcionado mapas, revistas y aún más revistas mientras nos recalcaban lo fantástica que es la ciudad y cuán deportistas son todos los habitantes (el botones, que tenía 60 años, se ha puesto a flexionarse para demostrar que aún está en forma). Habiendo dicho todo esto me centro en el viaje en sí, lo prometo.

Así, hemos empezado visitando la St. Paul's Cathedral, aunque sólo de paso, y hemos disfrutado de un espectáculo de rap vs. instrumentos aborígenes de la mano de un artista de la calle local (que se ha motivado mucho más cuando ha visto que le grababa). Posteriormente hemos visitado el Town's Hall y nos hemos metido en uno de los centros comerciales (arcades) cercanos, bastante más rústicos que los de Sydney.







Al salir hemos pasado por delante de la Uniting Church, donde ofrecían comida muy económica (y hecha por ellos, ancianos de la hermandad) con la intención de reinvertirlo en un proyecto social. Me ha parecido una gran idea (y ejemplar) y nos hemos parado a comer algo. Una señora de dudosa cordura ha aprovechado la ocasión para preguntarnos si teníamos intención de venir a vivir a Australia y cuando le hemos dicho que no, ha empezado a cuestionar nuestra decisión y a decirnos que en España no tendríamos trabajo y que Europa en general tenía los días contados. Después de seguirle la conversación un rato la mujer (que era enfermera y hablaba más idiomas que un diplomático -según ella-) se ha despedido a la francesa. Raro es poco, pero ha sido entretenido. Luego hemos paseado por Collins Street hasta llegar a los Treasury Gardens.





Estos jardines se encuentran en medio de la ciudad y son de muy buen pasear, y más aprovechando que en Melbourne no llovía y es algo que agradecemos -y mucho-. En los jardines hemos visitado el JFK Memorial, el Melbourne Cricket Ground, el Yarra Park y el Fitzroy Garden, donde creemos que en ocasiones hacen Jazz en directo. A lo largo de la caminata, además de ser testigos -de nuevo- de la calidad personal de los habitantes de Melbourne (se ofrecían a hacernos fotos, a conversar, etc.) hemos observado una familia de patos recién nacidos que se me ha ocurrido intentar fotografiar. Al acercarme la madre me ha intentado atacar a mí -he corrido un buen tramo- y posteriormente a Noemí, con lo que hemos optado por cambiar a teleobjetivo y hacer las fotos desde una distancia segura.








El resto de la tarde lo hemos dedicado a comer rápidamente (en el local uno de los cocineros era de Ripoll), y visitar la St. Patrick's Cathedral (muy pero que muy bonita), la Victorian Police Station, el Old Melbourne Gaol, el Queen Victoria Market (que justo hoy estaba cerrado) y el Melbourne Central Mall (donde hemos hecho alguna que otra compra). Añadir que, volviendo al hotel, hemos descubierto un local de Spanish Doughnuts... que han resultado ser churros de múltiples formas y con diferentes rellenos, realizados por una familia asiática. Diversidad e ideas, como veis, abundan en Melbourne.









Tras descansar un rato, hemos culminado el día visitando la Eureka Tower (la torre más alta de la ciudad) y cenando en el restaurante que se haya un piso por encima del mirador, el Eureka 89, donde nos han ofrecido una comida excelente y un trato aún mejor. Como curiosidad comentar que hemos probado el famoso Martini Espresso (cóctel de moda en la ciudad según una de las revistas que me ha facilitado el conserje del hotel).









Y mañana, ¡excursión a los doce apóstoles!

1 comentario:

  1. Es preciosa esta ciudad , me parece una gran idea este blog, es muy interesante tanto para aquellos que piensen acercarse a este continente como para los que gustan de conocer las costumbres de otros paises. Felicidades, es una gozada leeros.

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